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Por Paz Montalbán

Queremos empezar el 2013 con una mujer que podría considerarse una declaración de intenciones en sí misma, a pesar de que permaneciera gran parte de su vida en la sombra.

La razón por la que la hemos elegido para estrenar el año, es porque fue una mujer que tan pronto como fue rescatada de las cenizas del olvido deslumbró por su firme trayectoria, su férreo compromiso y su enorme talento creativo. Sin duda, es una voz destacada del feminismo español.

Y desde Lyceum Club Femenino nos hemos marcado esta meta (entre otras): recuperar todas esas voces enmudecidas y darles el reconocimiento que no han tenido, para que irradien esa luz que fue ensombrecida por el silencio.

Sin embargo, el caso de María de la O Lejárraga es más complejo y penoso. Han tenido que pasar muchos años para que se documente y se reconozca la labor de una mujer que la memoria desterró injustamente y que el crematorio del olvido invisibilizó hasta nuestros días.

Y es que María fue también Gregorio Martínez Sierra, el nombre y apellidos de su marido, que utilizó para poder ser alguien en el mundo de las letras del primer tercio del s. XX. María se escondió bajo este nombre para evitar el desprestigio, el estigma y la hostilidad con el que eran tratadas por el patriarcado las mujeres que escribían, tildadas despectivamente de literatas por apartarse del «rol femenino» de ángel del hogar. Así pudo tener una voz propia y poderosa.

También se baraja la teoría de que optó por el anonimato por el amor y abnegación que sentía por su marido o por la indiferencia con que su familia acogió su primera publicación. No fue hasta el año 1952, durante su exilio en Argentina, que resurgió su voz con una obra autobiográfica «Una mujer por caminos de España» que firmó como María Martínez Sierra y en el que abordó el tema de la mujer y el feminismo.

Esta riojana ilustre fue maestra, republicana, escritora, traductora, dramaturga, feminista, militante socialista y diputada. También formó parte activamente del Lyceum Club Femenino y fue fundadora y presidenta de la Asociación Femenina de Educación Cívica, conocida como «La Cívica», una asociación dedicada a promover la cultura entre las mujeres de clase trabajadora. María era muy consciente de la importancia de la educación para la mujer.

Su producción literaria fue ingente, pero todo el éxito se lo llevó Gregorio Martínez Sierra, que tuvo mucha fama, hasta tal punto que su producción teatral se consideró la más importante de su época, perpetrando un expolio literario de gran magnitud, que aunque en su época ya se sospechaba, fue descubierto tras la muerte de María de la O Lejárraga. Llegados a este punto, una no puede dejar de recordar a Zenobia Camprubí o Mª Teresa León

Son muy destacables los ensayos feministas de María de la O Lejárraga, en los que se dirige a la mujer española escudándose con la voz narrativa de su marido. Lamentablemente, para las mujeres del primer tercio del s. XX, el mensaje que se transmitía era mucho más penetrante si procedía de la pluma de un hombre.

Como rescata José Antonio Marina en el libro «La conspiración de las lectoras», la escritora Carmen Martín Gaite empezó a investigar, antes de su muerte, a las mujeres que formaron parte del Lyceum Club de Madrid y consideró que uno de los libros de Gregorio Martínez Sierra «Cartas a las mujeres de España», publicado diez años antes de la inauguración del Lyceum, fue el detonante que impulsó su fundación.

Para finalizar, os dejamos un vídeo sobre María de la O Lejárraga en el que se hace un recorrido por la vida y obra de esta espléndida mujer.

Es un reconocimiento tardío, pero necesario. Estamos en deuda con ella.

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