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Por Paz Montalbán
La historia de las mujeres es una historia sellada de silencios, de sombras y de olvido. El caso de Mª Teresa León no es una excepción, a pesar de haber tenido una vida intensa y comprometida, digna de ser recordada. Su persona siempre estará ligada a Rafael Alberti, del que fue inseparable compañera. Formaron un tándem fértil y productivo, que permitió al poeta gaditano proyectarse a las cumbres de la poesía y del compromiso social. El poeta llegó a afirmar que “Yo no habría trabajado tanto sin la presencia estimulante y protectora de María Teresa”.
Efectivamente, Mª Teresa León Goyri (sobrina de María Goyri), nacida en Logroño en el año 1903 fue mucho más que la esposa de Alberti, su vida lo corrobora con hechos: fue actriz, escritora, poeta, directora de teatro, articulista, activista política, guionista, defensora y embajadora de la cultura… Tenía una curiosidad insaciable y unas ansias de libertad sin límites, que junto al exilio ineludible que sufrió, la llevaron a recorrer medio mundo junto a su célebre compañero, al que entregó todo su fulgor para que brillara con intensidad.
También formó parte del Lyceum Club, ese centro de unión para las mujeres madrileñas y «el hueso duro de roer de la independencia femenina», tal y como recuerda en su libro de memorias «Memoria de la melancolía», un libro lleno de lirismo y de evocación poética sobre un pasado colmado de anécdotas llenas de precisión y recuerdos, algunos desgarradores. Una obra de un valor testimonial indiscutible.
Nos encontramos, de nuevo, ante una «marida» ilustre, ese apelativo peyorativo que acuñó la sociedad del momento para nombrar a las lyceómanas, que eran tratadas como sujetos en tanto que eran las esposas de hombres eminentes, no por su incansable y silencioso trabajo, que no por ello era menos destacable. No es de extrañar, pues, que Mª Teresa se sintiera identificada con Zenobia Camprubí, por su labor callada e invisible y que llegara a afirmar: «Ahora soy yo la cola del cometa. Él va delante. Rafael no ha perdido nunca su luz».
Tanto Zenobia como Mª Teresa, realizaron verdaderos equilibrios para no renunciar a sus sueños y a su trabajo y, al mismo tiempo, no desprenderse de su amor por Juan Ramón y Rafael, respectivamente. Sin embargo, lo que nos ha llegado hasta hoy es que sus vidas, ricas como pocas, se vieron relegadas a un segundo plano. No cabe duda de que Rafael Alberti hubiera sido otro sin Mª Teresa León y viceversa. Del mismo modo que Juan Ramón no habría ganado el Premio Nobel sin el apoyo, los consejos y la ayuda de Zenobia.
No obstante, Gonzalo Sebastián León, uno de los hijos de su primer matrimonio, quiso vengar el olvido en que se vio sumida la figura de su madre con el libro «Recuerdo de Mª Teresa León», un obra donde se recrea su vida y su relación con Alberti.
En la actualidad, podemos encontrar información sobre la trayectoria de esta mujer, con la que reevaluar la importancia de su labor intelectual, sin tener que remitirnos a su esposo, que como en muchos otros casos, eclipsó su rico recorrido vital.
La enfermedad de Alzheimer se llevó a Mª Teresa León en el año 1988, borrando todos sus recuerdos y la luz propia que desprendió durante toda su vida. La misma enfermedad que, según parece, padece nuestra Historia como mujeres, que extermina vidas de mujeres combatientes y llenas de metas vitales e intelectuales que han dejado una huella indeleble.