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Nuria Capdevila-Argüelles

Nuria Capdevila-Argüelles es profesora en la Universidad de Exeter (Gran Bretaña) de Estudios Hispánicos y Perspectiva de Género, cuenta con una dilatada experiencia  y es autora de numerosos artículos publicados en ambos lados del Atlántico. En su fiel compromiso por rescatar del olvido a aquellas mujeres predecesoras que la Historia ha relegado al olvido y consciente de los obstáculos que como mujer hemos encontrado a la hora de entrar en el mundo de la Cultura –con mayúsculas–, Capdevila-Argüelles publica Artistas y precursoras. Un siglo de autoras Roësset (Horas y Horas, 2013), una obra en la que nos revela «cómo llega una mujer a emerger como autora, artista, creadora o gestora cultural en los albores del feminismo moderno, qué factores del entorno la frenan o la acicatan, cómo vive su género la autora que al intentar serlo se encuentra con voces como la de Marañón acusándola de inversión o masculinización, convirtiéndola en una patología».

La entrevistamos a raíz de la publicación de la novela inédita de la socia del Lyceum Club Femenino Elena Fortún, Oculto sendero, cuya edición ha elaborado junto con María Jesús Fraga; así como de la reciente publicación del diálogo epistolar entre Elena Fortún y Carmen Laforet, De corazón y almaEsta correspondencia inédita sale a la luz gracias a la Fundación Banco Santander (quien financia el proyecto) y, sobre todo, gracias a Cristina y Silvia Cerezales –hijas de Laforet– y, una vez más, a Nuria Capdevila-Argüelles, experta de la vida y obra de Encarnación Aragoneses Urquijo, más conocida por quienes la apreciamos y admiramos su obra por Elena Fortún.

1- Lyceum Club Femenino: ¿Qué es lo que te apasiona de Elena Fortún y qué derroteros de la vida te llevaron hasta ella?

Nuria Capdevila-Argüelles: Cuando era niña y llegaban las vacaciones escolares, mi madre me llevaba a una librería en León, mi ciudad natal, a escoger libros. Somos tres hermanas. Nos compraba dos libros a cada una, y luego los compartíamos. Los libros de Celia enseguida se convirtieron en mis predilectos y fui haciendo la colección. Recuerdo perfectamente leer a Fortún de niña y disfrutar tanto de la voz de Celia como de la sociedad española que contemplaba a través de sus ojos, que podía identificar como parte de mí, claro. Me formé como filóloga y luego llegó el feminismo académico y mi interés por el feminismo español, llegó también la investigación y la docencia en el mundo académico anglosajón y desde esta posición periférica, mi trabajo como hispanista y feminista. En el hispanismo anglosajón se habla con toda naturalidad del pacto del olvido en el que se fundamenta la transición española. De hecho, gran parte de mi alumnado llega a la universidad habiendo aprendido eso en la secundaria mientras que mis ERASMUS españoles suelen no saberlo Creo que una de las razones por las que siempre amé el personaje de Celia es que necesitamos acceder a nuestra historia porque es parte de nuestra identidad. Yo me eduqué en el olvido de la misma, no tocábamos lo más convulso de nuestro siglo XX en el aula. Celia llenó ese vacío. Celia es la historia de España, es la memoria de la generación de mis abuelas y de muchas de mis maestras. Lo más apasionante de la literatura de Fortún y también de su autoría es que a medida que avanzo en la investigación encuentro más subtextos y significados. Fortún aún no ha dejado de sorprenderme, ni ella ni las mujeres que voy encontrando a medida que profundizo en su experiencia como escritora y como mujer.

2- LCF: ¿Qué sabes sobre la participación de Elena Fortún como miembro del Lyceum? ¿Se podría considerar una mujer con una incipiente conciencia feminista?

NC-A: Y más que incipiente. El Lyceum fue un espacio importantísimo para ella. Se refiere a menudo a él en sus cartas e incluso lo menciona en un capítulo de Celia. Fue una asociada muy activa, colaboró en la organización de todo tipo de actividades y se sentía responsable de la buena marcha de la institución a pesar de que no fue presidenta. Pero no fue el Lyceum la única participación de Fortún en el asociacionismo femenino de los años veintre y treinta. También dio clases de Biblioteconomía en la Residencia de señoritas. La narradora de Oculto sendero escribe en un momento dado que ha nacido una década antes de su tiempo y Fortún sintió lo mismo y parecía querer aprovechar el tiempo lo más intensamente posible en aquella época de formación y de consolidación de autoría. En cuanto a su conciencia feminista, ya da cuenta de ella al principio de su carrera en sus artículos en el semanario La Prensa, reproducidos en la antología El camino es nuestro que preparé con mi colaboradora María Jesús Fraga. Sin embargo, como la mayoría de sus contemporáneas no pudo escapar a la fuerza del pensamiento esencialista de su época. Me refiero al esencialismo entendido como determinismo biológico. Fortún no separa sexo de género. Establece una relación esencialista entre ambos y ese es el límite de su feminismo. A través de Celia da cuenta del fin de un proyecto de emancipación femenina en el que participó y cuyo fracaso tras la guerra le dolió hasta el final de sus días. Fortún dio a Celia un final lamentablemente coherente con la historia española: la historia de la silenciación de las modernas o mejor, de la armarización de las mismas. Pienso a menudo que en algún lugar lograremos encontrar archivos del Lyceum, alguna vez, no sé cómo. Aunque la Sección Femenina confiscase todo confío en que alguna vez encontremos nueva documentación.

3- LCF: ¿Crees que Elena Fortún se hubiera casado en estos tiempos o hubiera elegido vivir abiertamente su lesbianismo?

NC-A: Si fuera una mujer joven en estos tiempos por supuesto habría salido del armario pero no sé cómo habría vivido su género. Hubo un cierto grado de dandismo en ella Y en sus tiempos podría haber disfrutado de un satisfactorio matrimonio de compañía, como otras modernas. Su marido resultó ser un hombre mucho más mediocre que ella y le afeaba el éxito literario a su esposa. En cualquier caso, me interesa sobremanera el mundo homófilo y lesbófilo alrededor del matrimonio Gorbea-Aragoneses. Oculto sendero nos ofrece, creo, una perspectiva sobre este ambiente. Al leer Oculto sendero me preguntaba ¿qué ve el personaje de Jorge en su esposa? ¿cómo interpreta sus pocas habilidades femeninas? ¿qué hay detrás de su propia ambigüedad y del silencio “reconcentrado y hóstil” con el que contempla a la protagonista? Y me sorprende la madurez con la que la narradora va graduando el sufrimiento en el texto, graduando la violencia y también la adquisición de conocimiento sobre el yo, pareja a sufrimiento y violencia pero también pareja a la emancipación. Analiza, sin usar esos términos, la discriminación, la violencia de género, la homofobia, el sexismo… el suyo fue un feminismo apoyado en un pensamiento igualitario muy vanguardista, que mantuvo escondido en su literatura inédita. Y que debemos recuperar.

4- LCF: Más allá de la relevancia que tiene en la construcción de una Educación en Igualdad el hecho de visibilizar a las mujeres que han conformado nuestra propia Historia, ¿qué aspectos de las mujeres de la República consideras relevantes transmitir a nuestro alumnado de Secundaria? ¿Cómo introducirías el tema para hacer que estas vidas lleguen al corazón de las aulas?  

NC-A: Haciéndolas vivir. Así hay que trabajarlas. Y revelaremos su enorme diversidad genérica, su fascinante obra, sus ideales y… nuestra historia. Yo me formé como investigadora con una premisa básica que estaba equivocada: el autor no importa, importa la obra. Recordemos la muerte del autor de Barthes. Claro, él mismo se desdijo en su última obra Roland Barthes par Roland Barthes. Salió del armario, devolvió a la vida al autor que había matado y admitió la enorme importancia del espectáculo del género y, por tanto, de la vida, para entender las presencias y las ausencias, las luces y las sombras en el paisaje del arte, la literatura, la cultura, la sociedad, lo que representamos, lo que ocultamos y olvidamos pero no podemos destruir.

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Portada del libro «Oculto sendero» de Elena Fortún, publicada por la editorial Renacimiento

 5-LCF: ¿Qué acogida ha tenido entre el público LGTBI la novela «Oculto sendero» de Elena Fortún en la que aborda su lesbianismo a través de un «alter ego» ?

NC-A: Impresionante. Desde jóvenes lesbianas que en presentaciones se han levantado para decir la niña de este libro fui yo a jóvenes trans que nos han escrito incorporando su experiencia a la del libro, especialistas en crítica queer, feministas, el público de siempre de Fortún en sus diferentes generaciones… es una gran novela, es gran literatura y está teniendo la acogida que merece. Claro, también es un testimonio de homosexualidad femenina único en la literatura. Yo lo pongo al nivel de The Well of Loneliness de Hall.

6- LCF: ¿Conocías la existencia del círculo sáfico de Madrid?¿Qué sabes de él?

NC-A: El círculo sáfico de Victorina Durán; me interesa mucho el safismo que veo como un gran abánico de no ortodoxia genérica y sexual. Un paso más en la expresión de la diferencia, pero, armarizada, claro. De hecho, podríamos decir que Durán o Víctor, como la llamaba Elena Fortún, usó el Lyceum como armario de su propio grupo. He podido intuir lo que hay dentro del armario que fue el círculo sáfico de Madrid gracias al intercambio de ideas con el crítico Vicente Carretón Cano, que nos ha dejado lamentablemente a destiempo, y su famoso ensayo Victorina Durán y el círculo sáfico de Madrid en El maquinista de una generación, y gracias también a la investigación sobre Elena Fortún, Matilde Ras y la pintora Marisa Roësset. Ras dedica sus diarios a Elena Fortún y en una ocasión, nostálgicamente, hace referencia al círculo. En el libro Recuerdos de una mujer de la generación del 98, las memorias de Carmen Baroja, editadas magistralmente por mi querida colega Amparo Hurtado, hay una curiosa referencia al “complejo de masculinidad” de Victorina y podemos intuir el miedo y repulsión que inspira Victorina no ya tanto, como diríamos hoy, por su opción sexual sino por cómo hace su género, es decir, mal, como la protagonista de Oculto sendero. Atención a Acrópolis de Chacel también… Cuando investigaba mi libro Artistas y precursoras Vicente, junto con el artista Luis Caruncho Amat, fueron perfilando en diferentes conversaciones y en correspondencia ese mundo de mujeres sáficas. Importante también la investigación de Raquel Osborne y María Rosón Villena en este campo.

7- LCF: ¿Qué mujeres de la Segunda República te merecen una gran admiración -aparte de Elena Fortún- y qué te han aportado a nivel personal?

NC-A: Mis autoras inciertas son mis maestras… de ellas adoro la literatura autobiográfica y testimonial. Tuve una época en la que a la hora de investigar a una escritora o artista me fijaba en que tuviesen obra y en que nadie hubiese hecho una investigación de género sobre ellas. Así escribí mi Autoras inciertas y Artistas y precursoras. No hay libro de memorias que no busque y no encuentre. Adoro los diarios y los epistolarios. Me interesan mucho también las pintoras y las científicas. De estas últimas voy perfilando un grupo de mujeres que colaboraron en algún momento con Marañón, médico que opino aparece representado en Oculto sendero.

8- LCF: ¿Cómo valoras la aportación del Lyceum Club Femenino de Madrid a la sociedad del momento? ¿Qué destacarías de él?

NC-A: Acababa yo de terminar mi tesis doctoral, empezaba el nuevo milenio, cuando asistí en Barcelona a un congreso que se llamaba Perversas y divinas. Shirley Mangini, con esa gracia que ella siempre ha tenido, presentó Las modernas de Madrid, Amparo Hurtado habló de su Recuerdos de una mujer en la generación del 98. No sabes lo que significó el Lyceum para mí entonces, para mí y para una serie de hispanistas que empezábamos, nos apoyábamos en el feminismo francés y en el angloamericano y buscábamos a las nuestras, a nuestros referentes, a la historia que nos quitaron. Imaginad que el recuerdo del Lyceum fuese para las chicas españolas lo que el mundo de Bloomsbury y las sufragistas son para las jóvenes inglesas. Imaginad que niños y niñas aprendiesen en el colegio qué fue aquello… El Lyceum fue un desafío al patriarcado y el patriarcado lo criticó pero ellas siguieron adelante. Destaco el regreso de esta historia a nuestro hoy, destaco la reconstrucción de nuestra memoria a través de nombres, espacios, genealogías… destaco finalmente que hay prisa. Se nos van las fuentes. No podemos perderlas.

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Nuria Capdevila-Argüelles

 9- LCF: ¿Hay alguna anécdota que quieras destacar sobre el estudio que has hecho en torno a la figura de Elena Fortún u otra persona que tuviera una estrecha relación con ella?

NC-A: He estado trabajando recientemente con algunas grabaciones de amigas suyas, tan interesantes como su correspondencia: las cartas a Laforet, a Tusquets, a Inés Field, a Mercedes Díez Hernández… Me interesan sus vínculos con la generación de escritoras posteriores a ella, las que crecieron leyendo a Celia, tanto como los que tuvo con mujeres de su generación. Tanto Elena Fortún como su obra tienen una dimensión de vínculo entre generaciones separadas por la guerra y el exilio.

10- LCF: Y ya para acabar. ¿Te consideras feminista? ¿Qué te parece que haya mujeres que manifiesten que ellas no son feministas y valoren despectivamente el feminismo?

NC-A: Por supuesto, soy feminista y vivo el feminismo tanto en mi vida profesional como en mi vida privada, en la crianza de mi hija, en mis amistades, en mis relaciones laborales, afectivas, familiares… Me decía hace poco Carmen G. de la Cueva que a mí la hemeroteca no me traiciona: siempre me he considerado feminista. Valorar despectivamente el feminismo es, como manifestaba Laura Freixas hace poco, una ingratitud amén de una tremenda manifestación de ignorancia, imperdonable, por cierto, en nuestras políticas. Pero fijaos cuánto camino nos queda por recorrer: se tolera que los sacerdotes declaren en contra de la ideología de género a pesar de que tenemos una legislación de igualdad. No ven que el feminismo y los estudios de género entre otras cosas educan para la igualdad y para la no violencia. Quien es despectivo con el feminismo perpetúa el patriarcado y por supuesto la violencia que éste genera.

Desde aquí agradecemos profundamente la disponibilidad de Nuria Capdevila-Argüelles, su entusiasmo por el proyecto y su sabiduría. ¡Ha sido todo un placer conocer sus puntos de vista!

¡Esperamos que la entrevista os despierte tanto interés como a nosotras! Nos encantaría leer vuestras impresiones.